He decidido ver al
mundo
Escuchando la canción
más triste.
Las flores han
perdido su belleza
Me pesa la pena
Me pesa la vida…
De nada sirven las píldoras
Y por mucho que llore
Aun mi visión está en
blanco y negro.
He perdido tanto..
Que me perdí a mi
misma
- Lo perdí a él-.
No quiero comprender
nunca el porqué de su partida.
El porqué de que mi
cama carece de nada
Ni el porqué de la
ausencia de sus manos en las mías.
Los días pasan tan rápido
Que no puedo
recordarlos.
Y cuando siento calma
La culpa viene ahí,
detrás de ella.
Hay una tristeza
inherente en mí
Como si estuviese
enamorada de mi vida
Y quisiera apoderarse
de ella.
Yo la he dejado
hacerlo…
Sufro de un flashback
por cada noche
Y me sigue hasta lo
onírico:
Sueño con el muchacho
de ojos azules
Y las manos de seda.
Con el virtuoso y su
guitarra
Que vuelve mi cuerpo
su mejor canción.
Y me mira con el mar
en sus ojos.
Deja a su instrumento
de lado
Para tocarme mucho
mejor que a él.
Y somos poesía,
Mezclamos nuestros
colores,
Y me siento en vida
otra vez
Siento de nuevo que
respiro.
Y me alimento de cada
una de sus palabras
Guardo su aroma en mi
memoria
Como si supiera que
desaparecerá.
Me separo de él solo
para mirarlo una vez más
Cada parte de su figura:
Sus manos,
Su rostro…
Es tan perfecto que
da miedo tocarlo.
Pero, como extrañaba
mirarlo.
Y me sonríe
Y yo me derrito en
sus manos.
Su rostro se torna gris cuando nota mis lágrimas.
Me pide que ya no
llore más
Y su voz invade cada
parte de mi.
Y la noche se vuelve
cruel,
Sus sonidos me
despiertan
Solo para darme
cuenta que fue un sueño.
Vuelvo a la muerte en
vida otra vez…
Cada día me vuelvo
presa del jet lag que produce su ausencia.
Siento tanto miedo
del pasado,
Tanto miedo de
recordar aquel día y momento
En que el maldito
destino decidió arrancarlo sin piedad de mi vida.
Estoy tan llena de
personas que dicen amarme
Pero aun así me
siento en soledad
Es que yo la he
elegido, creo.
Si después de él es
imposible alguien más.
Creo que ya ha sido
suficiente de mi
Soy como un fantasma
gritando por más vida.
Y yo sé que la vida
ya no me necesita.
Recuerdo que le
prometí a él jamás dejarlo.
Cuidé tanto de sus
noches y de sus miedos
Que me he quedado sin
a quién cuidar.
Cuando mi mente no es
piadosa
Puedo recordar como la vida escapaba poco a poco de su cara
Como sus manos
sujetaban las mías con tanta fuerza
Como sus ojos
gritaban por mi ayuda
Y como su boca decía “te
amo “por última vez
Y yo…
Yo no pude hacer
nada.
Su corazón se detuvo
ante mi presencia
Y ni siquiera tuve
tiempo de decirle cuán agradecida estaba de ser dueña de su amor.
Yo hubiera querido
arrancarle el dolor e incrustármelo a mí con tal de no verlo llorar.
El no quería irse,
El clamaba vida a
gritos, pero nadie lo escuchó.
He vuelto a la cama,
Donde el sueño,
extrañamente, domina mi cuerpo.
Mientras dormía sentí tanto dolor, como si me estuviesen arrancando los latidos del corazón.
Y hubo un punto en el que una inimaginable paz inundo mi espíritu.
Después de silencio absoluto e imágenes en blanco y negro
Pude sentir un roce familiar en mis labios.
Abro los ojos para
encontrarme con la gloria en frente de mí.
Su mirada tenía alegría que parecía que fuese a rebalsar.
Me lanzo a sus brazos
Como si me lanzara en
caída libre a la felicidad misma.
El me besa los ojos y
toca mi cara
Como si hubiera
pasado mil vidas sin sentirnos el uno al otro.
Me susurra al oído
que estuvo esperando por mí
Y yo grito al
universo cuanta falta me hacía ver su sonrisa.
Ahí es donde escucho
el preludio de su voz
Decirme con tanta
fuerza que en cualquiera de sus vidas me amará.
Pareciera que
dominara a la perfección cada uno de mis sentidos.
Me muestra su
paraíso, nuestro paraíso.
Siento la felicidad
salir por mis poros
Y volamos, pareciera
que volamos.
Y vivimos juntos,
Cantándole al viento
Besando los días
Viviendo la vida en
muerte,
Haciéndole, juntos, el
amor a la muerte.