miércoles, 25 de marzo de 2015

Te olvido, respiro.

Es muy tarde para volver atrás.
Te desnudé tantas veces la conciencia,
Que a tu memoria, la conozco mucho mejor que la mía.

De un día a otro me sorprendí extrañándote, extrañándome;
Seguí, y corrí de cada lugar que tuviese tu nombre.
Solo la luna sabe que todas las noches huía de mi misma,
porque temía encontrarte en mí.

Se me ha hecho largo el camino,
Se me ha hecho agobiante.
Vamos a olvidarnos, antes de que se nos pase la vida en ello.
Yo si quiero no recordar.

Pongo el cigarrillo en mi boca, y respiro.
y decir adiós,  al final, nunca había sido tan difícil,
ni tan necesario a la vez.



Y pensarte, así, sé vuelve tortuoso.

Desde que te pienso,
pienso hasta el viento.

La lluvia llega a mi en forma de nostalgia liberada.
Y te imagino, si, te imagino constante, solitario, arrebatando los días,
Y me entristece.
Cómo iba a pensar que volverías a mis recuerdos, con alevosía, rasguñando mi memoria.
Eres tan surrealista, que me duele pensar que nos teníamos:
Que nos prometimos el mundo y a la primera prueba de fuego nos traicionamos.

Hoy, cuando estoy sola, en la hipócrita benevolencia de mi casa
Me aterra pensarte,
Porque cuando te pienso me cuestiono a mi misma,
me cuestiono el pasado y me precipito al futuro...
Y me estanco en la cruel línea entre los recuerdos y la penumbra.

Al final siempre llega la jodida noche,
en donde siento la fuerza del viento,
en donde el frío me cala los huesos
Y el aroma de la neblina revive recuerdos,
y no puedo evitar entristecerme.

Porque cada vez que la tristeza se posa en mi ojos, sin importar motivos,
tiendo a recordarte con tanto ahínco...
creo que es porque incrustaste la tristeza en mi;
o quizás porque cada vez que en mis ojos veías una gota de pena
Ahí estabas tu, queriendo salvarme.

lunes, 16 de marzo de 2015

He vuelto a lo obvio...
Lagrimales que lloran recuerdos, 
 lloran nostalgia.
me enceguecí con sus luces, y confié

arrancaste con todo a tu espalda.
Abandonaste tu hogar dentro de mi 
y olvidaste mi nombre a tu merced.

exterioricé mi devoción
y se destrozó frente a tus ojos.

Y te miro, esperando demasiado, 
esperando encontrarte dentro de tu envoltura, 
Pero estás tan roto que ya no estás completo.
Ya no te encuentro....

y vuelvo a lo obvio...
Recordarte es recordar que ya no existes, 
Y llorarte es irme solo en vaivenes.

Y tu, al final,  solo me miras
Como mirando a lo desconocido.